La curación divina. El poder sanador de los estados alterados de conciencia
(Tiempo estimado de lectura: 12 minutos)Primeras evidencias de la curación por medio de la alteración de la conciencia
El registro arqueológico
El consumo de diversas especies enteógenas (“que tiene un Dios dentro, inspirado por los dioses”) del reino animal, vegetal y fungí (tales como la especie Bufo Alvarius, un sapo del suroeste de los Estados Unidos, de donde se extrae la sustancia psicoactiva 5-meo-DMT) con fines curativos, fue una práctica ampliamente extendida tanto en oriente como occidente. Sus primeras evidencias se remontan al paleolítico y fue ampliamente utilizado por el movimiento chamánico en un contexto ritual de sanación, clarividencia y cohesión social.
Según los estudios en etnobotánica de Europa y Asia, el célebre Gordon Wasson identifico la especie amanita muscaria, un hongo del tipo basidiomiceto que se asocia a las raíces de distintos tipos de árboles, como el soma, una sustancia divina fundamental en los ritos de la India Védica.
Así mismo, en América la evidencia arqueológica asociada al consumo de especies enteógenas es muy importante desde los primeros estadios de la prehistoria de este continente.
En la región Andina, ya desde los tiempos de Chavín de Huantar, en la costa norte de Perú, el cactus sagrado (echinopsis pachanoi), tiene una larga tradición en la medicina de la nota, incluso hasta la actualidad.
Hoy en día, es común que muchos turistas busquen formar parte de rituales chamánicos, donde se consuman especies como ayahuasca o el mismo peyote.
Para el área mesoamericana también existen pruebas de consumo de enteógenos tempranamente; y la culturas Olmeca, Azteca y Maya se ha caracterizado por el desarrollo de prácticas chamánicas en relación a la ayahuasca (especie extraída de la liana de la especie Banisteriopsis caapi) y al peyote (una especie de la familia Cactaceae).
Sin embargo, a pesar de su amplia expansión, los enteógenos no fueron considerados seriamente por las ciencias médicas hasta los años cincuenta, impulsado por el descubrimiento del Albert Hoffman del LSD ( un compuesto cristalino, relacionado con el alcaloides del cornezuelo del centeno, a partir de los cueles puede prepararse semi-sinteticamente), lo que generó una verdadera revolución científica y social principalmente en Norteamérica y en Europa, a través de lo que se denominó el movimiento hippie o contracultural de los años 60.
No es llamativo que ciertos dominios de la ciencia hayan desatendido este fenómeno, si entendemos que las ciencias naturales y las ciencias de la salud de esa época atravesaba ( y continua actualmente) por un marco mecanicista, en el cual lo tradicional quedaba fuera del interés científico.
La curación chamánica siempre fue vista con malos ojos por parte de la medicina debido a que no respondía a los cánones de rigurosidad del saber científico establecido por el cientificismo ortodoxo sumado a esto, los intereses propios de un campo de poder que buscaba seguir estableciendo su posición hegemónica.
Los alucinógenos y el campo de la ciencia
En el campo científico, el uso de alucinógenos (especialmente del LSD, mezcalina y ayahuasca) genero un auge en la investigación tanto a nivel experimental como psicoterapéutico.
Básicamente, tres líneas de investigación se desarrollaron en eso momento: el modelo psicotomimetico sostenía que dichas sustancias producen un estado mental que se asemeja a la psicosis, sugiriendo que le esquizofrenia y la catatonia podían ser producidas por una sustancia endógena que “envenenaba” el cerebro.
El modelo psicolítico afirmaba que, puesto que los efectos de las sustancias modifican la relación dinámica entre la parte conciente e inconsciente de la personalidad, este estado modificado puede ser útil en una psicoterapia orientada psicoanalíticamente.
El recuerdo de la historia persona y olvidada del paciente bajo una conciencia modificada, fue de gran importancia para la integral terapéutica de nuevas intuiciones sobre la conciencia normal, ya que este recuerdo nítido de la experiencia no es una característica del delirio.
Por último el modelo psicodélico enfatizo en las experiencias cumbres o de típico místico y transpersonales generadas por los enteógenos ya que fueron consideradas potencialmente curativas y psicoterapéuticas.
Dentro del modelo psiquedélico se admite el potencial sanador y heurístico de los estados no ordinarios de conciencia, precisamente de los estados que el psiquiatra checo Stanislav Grof denomino Holotrópicos (del griego: holos=todo; trepein=moverse hacia), donde la consciencia experimenta una modificación cualitativa profunda y fundamental
Estos estados alterados de conciencia se caracterizan por insondables cambios de percepción sensorial y por el acceso a nuestra historia personal (inconciente biográfico), al propio nacimiento biológico (nivel perinatal) y al nivel transpersonal. Allí, las emociones se ven potenciadas, tanto en su naturaleza como en su intensidad. El intelecto no se ve mermado, funciona de manera diferenciada a la habitual, puede inclusive potenciarse con comprensiones que rondan lo filosófico, metafísico y espiritual.
La investigación holotrópica revela otros mecanismos (a nivel perinatal y transpersonal de la psique) de gran importancia que sana y transforman la personalidad; además muestra que la espiritualidad es inherente y legitima a la psique humana; y del esquema universal.
La década del sesenta marco el fin de la experimentación con LSD y el posterior abandono de dichas tradiciones en psiquiatría y psicoterapia a causa de la ilegalidad de la sustancia declarada por el gobierno de Estados unidos.
El proyecto Enteógenos y Salud
El proyecto Enteógenos y salud surgió a principios del 2013 a partir de la iniciativa de alumnos y graduados de la facultad de Psicología y Antropología de la Universidad Nacional de La Plata interesados en la psicología transpersonal-integral y el objetivo principal es estudiar la experiencia enteógena en consumidores de LSD de la ciudad de La Plata.
La relevancia científica de este proyecto radica en primera instancia en observar la fenomenología de la experiencia fuera de un contexto ritual y sin la presencia de un “guía espiritual”. La mayoría de la literatura actual gira en torno al estudio de dicha experiencia en un marco chamánico,
Los estudios con LSD han revelado la importancia del contexto en la experiencia alucinógena, por esta razón nos preguntábamos la plasticidad fenoménica de dicha experiencia fuera de un marco ritual y al servicio de otros fines sociales no vinculados directamente a la salud. Para ello hemos utilizado el formato audiovisual para registrar las entrevistas realizadas a los consumidores en un contexto de consumo.
En segundo lugar, el proyecto Enteógenos y Salud intenta superar el reduccionismo mecanicista de los enfoques neurocientificos, tomando a la experiencia desde una perspectiva sistémica y multidimensional. Suponemos que es tan importante la dimensión subjetiva como objetiva de la experiencia, es decir los procesos fisiológicos en relación a los conceptos que los sujetos utilizan como soportes identificatorios de su experiencia.
La salud enteógena en la sociedad actual
En el presente artículo presentamos algunos resultados preliminares entorno a cinco entrevistas de tipo etnográficas de dos horas de duración que llevamos a cabo en la ciudad de La Plata.
Una de las características más sobresalientes de las experiencia enteógenas, sobre todo cuando se alcanzan los niveles transpersonales y espirituales, es la inefabilidad. Esta cualidad, muy desarrollada en la literatura transpersonal y mística, está presente en todos los entrevistados: “…me faltan palabras para decirlo…”; “me faltan conceptos y por eso no sé como explicártelo bien. Pero si, he sentido cosas espirituales, o sea que no son de este mundo, que son de otra dimensión”.
Así, la limitación del lenguaje en relación a la experiencia dificulta el acceso de la investigación a la descripción de estos niveles; lo que supone a su vez necesario otras formas de simbolización e integración de la experiencia como la meditación y el arte, además de interpretación verbal, en el sentido y ambiente psicoterapéutico.
Así mismo, se encontró que uno de los cambios más significativos de la experiencia enteógena es el cambio radical en el sistema de valores del sujeto. De tal manera, el sujeto C responde ante la pregunta de cuáles fueron los mayores cambios que notó luego del consumo: “En cuanto a los valores materiales. Como que me di cuenta que no tienen mucha importancia… (los verdaderos valores serían)…estar bien, tener mucho amor, tener buenas relaciones con las personas que están cerca.”
Al respecto M cuenta:” Aprendes a percibir de una manera y después la podes seguir aplicando. O sea, aprendés a sentir de otra manera. Yo creo que es un aprendizaje, es un puntapié para ayudarte a percibir de otra manera”.
De este fragmento se desprende la idea de que dicho cambio en el sistema de valores puede ser a largo plazo, incluso, a tal punto de que el sujeto no necesita un nuevo consumo para lograr los mismos efectos. Así continúa C: “…ahora siento un bienestar que antes me lo daba (el consumo de LSD) y ahora lo siento de manera natural. Y eso, ahora no se….como que no necesito…que me siento feliz, se que la felicidad totalmente plena no existe, pero siento un bienestar que me lo podía dar cuando consumía”.
Otra cuestión relevante respecto al consumo de enteógenos es el sentimiento de bienestar, plenitud e identificación con niveles más allá del ego o del sí mismo que describen los sujetos, y que no tiene correspondencia con otros estados (incluso con otros psicoactivos de tipo no enteógenas).
Un ejemplo, en C: “…me sentía plena, me sentía como que no necesitaba nada. Por ejemplo, también fumo tabaco, y sentía como que no lo necesitaba. Como que me sentía plena espiritualmente. También como que no tenía ninguna preocupación, o si se venía una preocupación, sentía como pensamientos positivos. Como que esa preocupación se puede resolver. Sentía que ningún problema es más grande que nada…no sé, como explicarlo”.
Lo mismo se desprende del discurso de M: “…es como que te retrotrae a un estado de percepción más primitivo de los seres humanos. Yo como que lo sentí así, con una certeza total de que el consumo te hacia como abrir tu percepción de una manera que… uno socialmente es como que te van moldeando mucho, porque es así la socialización. Yo lo que sentía es como que…te volvés un niño por un instante, porque sentís de otra manera que yo creo que antes sentías, solo que, bueno, te acostumbran a sentir de otra manera porque significa el proceso de individuación y socialización, es como que así funciona”.
El potencial sanador y curativo en estas experiencias, puede relacionarse con la toma de conciencia individual y su extensión a la conciencia social, incluso universal o cósmico. L expresa: “lo primero que te va a caer la ficha cuando tomas LSD es que sos parte de algo y no podes evitarlo, tenés que ser parte, dejarte fluir con ese algo” (haciendo referencia al pasaje de la conciencia individual a la colectiva).
Así mismo, la idea de evolución y trascendencia es evidente en el discurso de los sujetos, C dice:”Y…creo que la principal misión del LSD es evolucionar las conciencias, las mentes y creo que podría ayudar de ese lado”, por su parte L aclara: “… una buena dosis y yo te puedo contar cosas que por ahí nos puede servir para evolucionar como seres humanos. Podes llegar a viajar tanto como para hablar con la conciencia del universo y hablar a través de ella y decir lo que realmente podemos expresar”.
Un punto central del discurso del consumidor de LSD es que el “viaje” enteógeno lleva a una realidad superior o “mas real” que el estado de vigilia. Esto nos recuerda a la concepción de maya o ilusión del pensamiento hinduista y también a lo que sucede en los estados holotrópicos: trascendencia de los estrechos límites del cuerpo y del ego, lo cual genera una reivindicación de nuestra identidad plena, debido que en nuestro estado de conciencia cotidiano tan solo nos identificamos con una pequeña fracción de quienes realmente somos (Grof, 2002). Tal como cuenta L: “Lo que vos ves no es la realidad completa, sino que lo que vos ves es algo ya consensuado por lo que vos aprendes, por lo que vos sabes, por lo que alguien te fue metiendo externamente y vos internamente tenés otra forma de ver y esa forma es como un niño, de empezar a ver las cosas de cero otra vez.”. M: “…sentí con una certeza total que el consumo te hacía abrir tu percepción de una manera que… uno socialmente… es como que te van moldeando mucho, porque es así la socialización. Te volvés un niño por un instante porque sentís de otra manera, que yo creo que antes sentías así, sólo que bueno… te acostumbran a sentir de otra manera porque significa el proceso de individuación y socialización…”.
En estos fragmentos se torna evidente la sensación de regresión (con efectos terapéuticos) en el viaje enteógeno a un estado anterior que se identifica con la niñez, incluso con el nacimiento mismo.
Esto está ampliamente desarrollado en la teoría de Stanislav Grof, al describir los tres niveles de la psique humana. En “La mente holotropica” el autor hace referencia a un caso de consumo de dosis altas de LSD en que el sujeto se pone en posición fetal y activa su reflejo de succión. (Grof, 1994)
Este tipo de experiencia de regresión a partir del consumo de sustancias enteógenas es común en la literatura etnográfica. Peter Furst (1980) hace referencia a los tukanos de Colombia: “El propósito de tomar yajé es retornar al útero, a la fons et origo de todas las cosas en las que el individuo ve las divinidades tribales, la creación del universo y de la humanidad”.
Esta última cuestión nos lleva al punto central de la Psicología Transpersonal:el proceso de muerte-renacimiento; un proceso común a todo el movimiento chamánico y místico, tanto de oriente como de occidente.
Siguiendo con el caso de los Tukanos, “este retorno al útero también constituye una aceleración del término y corresponde a la muerte. De acuerdo con esta cultura el individuo muere pero mas tarde renace en un estado de sabiduría, porque al despertar esta convencido de la verdad de su sistema religioso” (Furst, op. cit.)
Renacer implica la trascendencia de viejas formas, tomando un significado potencial y heurístico del término; el sujeto renace en un nuevo ser, trascendiendo el nivel de su conciencia, lo que significa mayor salud, sabiduría y bienestar.
Discusiones
A partir del análisis anterior, se desprende que es de suma importancia considerar los niveles perinatal y transpersonal del psiquismo humano para poder abordar la cuestión de la salud de una manera holística y genuina.
Podemos visualizar en las experiencias con LSD la posibilidad de acceso del psiquismo a estados alterados o expandidos de la conciencia que favorecen la sanación psico-espiritual del ser humano, promoviendo un cambio en la percepción del sí mismo y del mundo (evolución de la conciencia).
Los casos analizados en el presente trabajo dejan entrever que los “viajes” enteógenos permiten el pasaje a estados de bienestar y plenitud que de otra manera serían inaccesibles. Por esta razón creemos que no solo es útil teórica y metodológicamente una nueva cartografía de la mente humana, si no que es legítimo considerarlo como un nivel ontológico válido y delimitado conceptualmente.
Más aun, el hecho de que el cambio en el sistema de valores sea a largo plazo, efectos permanentes en los sujetos, responde a un concepto de salud más genuino que se funda en la no dependencia psíquica y/o farmacológica.
Referencias bibliográficas
Furst, P (1980). Enteógeno y cultura. México. Fondo de cultura económica.
Grof, S. (1994). Psicología Transpersonal. Nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia. Barcelona. Editorial Kairós
Grof, S (2002). La psicología del futuro: lecciones de la investigación moderna de la consciencia. Barcelona. Editorial liebre de marzo.
Grof, S. (2005). Psicoterapia con LSD: el potencial curativo de la medicina psiquedélica. Barcelona. Editorial liebre de marzo.
Hofmann, A. (2006). La historia del LSD: como descubrí el ácido y que pasó después en el mundo. Barcelona. Editorial Gedisa.
Schultes, R. Hoffman, A. y Rälsch, C (2000). Plantas de los Dioses: las fuerzas mágicas de las plantas alucinógenas. México. Fondo de cultura económica.
Wasson, G. (1983). El hongo maravilloso. Teonanacatl. México. Fondo de cultura económica.
Wasson, G. Ruck, C y Hoffman, A.(1992). El camino a Eleusis. USA. Fondo de cultura económica.
Yensen, R. (1998). Hacia una medicina psiquedélica. Reflexiones sobre el uso de enteógeno en psicoterapia. Barcelona. Editorial Liebre de Marzo.
Autor: Luciano Centineo Aracil
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