Manuel Almendro, psicólogo
(Tiempo estimado de lectura: 5 minutos)“Soy un observador de la niebla”, se autodefine el doctor Almendro: “Construyo puentes entre lo decible (material) y lo indecible (espiritual), busco resquicios y tiendo escaleras”. Dice el doctor Almendro (obras en las editoriales Kairós y La Llave) que cada día se dan más crisis psíquicas: catalogadas como patologías, Almendro las ve como grietas que se abren hacia la conciencia, vías de sanación de una vida absurda. Desde tal perspectiva aborda la psicología transpersonal estas rampantes crisis, que sostiene que son oportunidades al conocimiento verdadero, a otro encaje en el mundo. Por eso diagnostica el doctor Almendro (http://www.oxigeme.com) que “el caos se avecina” para generar otro paradigma: igual que hay cambio climático en la biosfera, así lo hay en la psicoesfera.
- ¿Qué es la psicología transpersonal?
- La que entiende que la psique traspasa al individuo, que no está constreñida a la personalidad individual, al yo, al ego personal.
- ¿Tengo vida psíquica más allá de mi psique personal? Cuesta de aceptar.
- A Jung también le costó aceptarlo, aunque al final lo hizo: “En la medida en que la psique tiene un aspecto no espacial, puede haber psique fuera del cuerpo”, escribió.
- ¿Una psique impersonal, pues?
- Transpersonal: la psique traspasa el ego. Abraham Maslow ya señaló que la psicología transpersonal se centra y focaliza en el cosmos, no en el ego encapsulado.
- ¿Quién fue el primero en sostener esto?
- Un viejo texto alquímico ya apuntaba: “El alma sólo está confinada al cuerpo parcialmente, al igual que Dios está sólo parcialmente confinado al cuerpo de mundo”.
- Ah. ¿Estamos hablando de psicología… o de otra cosa distinta?
- De psicología… transpersonal.
- ¿Qué relación existe entre mi psique personal y la transpersonal?
- Estamos en un terreno misterioso y fascinante, contemplado en la teoría del caos, de los fractales y los hologramas: ¡cada parte del conjunto contiene el conjunto entero!
- ¿Y qué dice de esto la psicología clásica?
- No lo contempla.
- Pero si mi psique palpita más allá de mí…, ¿qué soy yo?
- Ésa es una pregunta palanca: ¡no deberíamos dejar de formulárnosla jamás! Y, más que para respondérnosla, se trata de no dejar de hacérsela, de vivir en ella…
- Pero sé algo seguro: soy un cuerpo.
- Eres cuerpo, y emociones, y mente… y conciencia.
- ¿La conciencia es un precipitado mental?
- La conciencia está más allá de la mente: conoce sin el discurrir de la mente. Y podemos ejercitarnos para ir haciéndonos más y más sensibles a la conciencia.
- ¿Cómo?
- Partamos del cuerpo, lleguemos a la emoción, subamos a la mente… y detengámosla.
- ¿Por qué?
- Porque la mente está adaptada para la supervivencia cotidiana, y para eso es muy útil. Pero te distrae de la conciencia. Si aprendes a detener su actividad a voluntad, modificarás tu percepción: aflorará la conciencia.
- ¿Y qué ganaré, en tal caso?
- Una vivencia curativa, terapéutica. Ya estamos usándola como psicoterapia: te ayuda a ver más allá de tu obviedad material.
- ¿Y qué es lo que se ve?
- La realidad integral. Porque en nuestro estado ordinario tememos a la vida interior… y por eso nos volcamos en la vida exterior, en los objetos. ¿Y es eso la realidad? ¡No! Hemos llegado al extremo de convertirnos en “materia mecánica rentable” y nada más: ¡el hombre es ya sólo un producto de supermercado para el hombre…!
- ¿Estamos apartados de la conciencia?
- Sí, y quizá por ello estamos de parto: veo cada día más casos de “crisis emergente”.
- ¿Qué es eso?
- Así llamo a un estado de crisis, de desasosiego, de caos personal, de sentirte roto. Me llega cada día más gente así a la consulta…
- ¿Y qué les ocurre?
- Expresan un desencaje entre esa “vida mecánica” que nos han convencido de que es la buena… y atisbos de conciencia.
- ¿Qué tipo de atisbos?
- Pueden manifestarse como una alucinación, una vivencia inexplicable… Y esas personas me vienen a ver aterrorizadas, ¡temiendo estar volviéndose locas!
- ¿Y no?
- ¡No!
- ¿Y qué hace usted?
- Si te hacen creer que ante ciertas vivencias no ordinarias estás volviéndote loco…, ¡acabarás loco! Así que, como le dije el otro día a un paciente: “No sólo no estás loco, sino que estás excesivamente cuerdo”.
- ¿Y le sirvió eso de algo?
- Le serenó.
- ¿No debemos temer a la locura, doctor?
- Sólo debemos temer al miedo. El miedo nos destruye. Mire, deberíamos entender que el mundo cotidiano no es más que una alucinación… conveniente. Pero alucinación, al cabo. La alucinación en la que vives.
- Es una forma de verlo…
- Es que no hay más que eso: formas de ver. Soportamos el rozamiento del mundo gracias a que llegamos aquí con una coraza, la coraza de nuestra psicogenealogía. Y la mayoría de las personas muere con esa coraza puesta. Pero a otras comienza a apretarles hasta la asfixia… y necesitan romperla, mudarla por otra más flexible.
- Ah, he ahí su “crisis emergente”, ¿no?
- Ajá. También se le llama “enfermedad”. Bueno, pues si se trata de una patología, digo que es una “patología iniciática”.
- ¿Iniciática en qué sentido?
- Para la psicología transpersonal, todo obstáculo es palanca. ¡Es la ciencia que permite transformar el sufrimiento en dicha!
- Vaya, ¡menuda piedra filosofal…!
- La ciencia convencional sostiene que el gen, la hormona, la neuroquímica, es causa de tal o cual alteración. ¿Sí? Es causa… ¿o es efecto? ¿Y si…, y si en verdad la conciencia pudiese alterar lo bioquímico?
- ¿Puede?
- Desarrollo ahora un protocolo de investigación con anatomopatólogos para testar nuestra capacidad de acceder a nuestra farmacia interior. Éste es el reto último de la ciencia: habérselas con lo inmaterial.
Entrevista publicada en La Contra de la Vanguardia el 14/09/2007, y realizada por Víctor-M Amela
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