Entrevista al chamán Rumi

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Recientemente se ha reabierto la polémica sobre el uso ceremonial de plantas de poder en nuestro país. A fines del año 2008 fue detenido el terapeuta Ricardo Jiménez, quien oficiaba rituales de sanación con una preparación de San Pedro (Trichocereus Pachanoii), y en noviembre de este año fue aprendido por la Policía de Investigaciones el chamán Rumi (César Ahumada), el que junto a su pareja, la psicóloga Danae Sáenz, dirigía ceremonias de Ayahuasca (Banisteriopsis caapi) en su parcela de Pirque.

El uso medicinal de plantas de poder (más conocidas como “alucinógenas”) es una práctica ancestral, patrimonio de incontables pueblos aborígenes no sólo de América, sino de todo el mundo. La Ayahuasca es una liana con propiedades visionarias que es ingerida por las tribus de la cuenca del río Amazonas dentro de sus rituales de sanación. Desde hace algunas décadas este uso ceremonial/medicinal se ha extendido más allá de las fronteras de la Amazonía, llegando a lugares tan lejanos como Estados Unidos y Europa. Así también ha sucedido con Chile, cuya cercanía a la selva ha facilitado la entrada de ésta y otras antiguas medicinas a nuestra sociedad.

Rumi ha sido formalizado por “tráfico de drogas” debido a que la preparación de la Ayahuasca que utilizaba en sus ceremonias contiene Dimetil Triptamina (DMT), una sustancia psicoactiva clasificada como “alucinógena” y prohibida en nuestro país de acuerdo a la ley 20.000 que regula el consumo y distribución de estupefacientes en todo el territorio chileno. Ahora bien, debido a esto se ha abierto el debate respecto de si esta medicina ancestral puede ser o no considerada una droga, equiparándola con sustancias tan nocivas para la salud como el clorhidrato de cocaína, la pasta base, la heroína, etc. Existe una cuantiosa evidencia que demuestra justamente lo contrario; que este brebaje utilizado en un contexto ceremonial permite sanar distintas enfermedades físicas y psicológicas. Pero por otro lado la legislación vigente la considera un peligro para la salud pública y ve a quienes la administran como delincuentes y traficantes.

En esta entrevista, Rumi habla con Uno Mismo acerca de su visión de las cosas, compartiendo su experiencia con la medicina amazónica y dando a conocer sus ideas respecto del futuro de las plantas de poder en Chile.

Luego de tu detención se ha hablado mucho de ti en los medios. Se ha especulado sobre tus intenciones y tus competencias para trabajar con la Ayahuasca. ¿Cómo fue que llegaste a conocer la Ayahuasca y en qué momento decides convertirte en chamán?

Yo pienso que para responder a esa pregunta tengo que hacerlo a través de mi propio proceso de sanación. Hace varios años, luego de haber estado en un plano de desarmonía, estrés, ansiedad, depresión, etc., tuve la suerte de toparme con esta forma de terapia que me ayudó a volver a la vida. Siento que en algún punto yo estaba sólo sobreviviendo y que al pasar por la experiencia de curarme con el uso ritual de la Ayahuasca pude volver a vivir nuevamente.

Este proceso yo lo viví bajo la guía de un chamán. Yo admiraba mucho a este maestro porque el trabajo que él hacía estaba orientado exclusivamente al restablecimiento de la salud de las personas y a la expansión de sus conciencias. Y recuerdo que un día este chamán me dijo: “esto es como una cadena… ahora yo estoy arriba tuyo porque soy tu terapeuta y te estoy tendiendo una mano hacia abajo, y así en algún momento te va a tocar a ti tenderle una mano a quien lo necesite”. Tal como a uno le han dado la mano para salir del hoyo, uno mismo debe darles la mano a otros que se encuentran en la misma situación.

Es de ahí que viene mi intención de prepararme para convertirme en sanador. Tiempo después me fui a la selva a vivir con este chamán en su albergue. Él me enseñó la forma ritual, ancestral, del uso de las plantas, así como la importancia de establecer una relación con el espíritu de las medicinas, especialmente con el espíritu de la Ayahuasca. Todo esto fue para mí un regalo súper grande, porque siendo yo una persona de otro país y de otra cultura, pude acceder a toda esta sabiduría. Y así con el pasar de los años se me ocurrió la idea de devolver la mano y ayudar a otros a encontrar el punto de armonía, encontrar la salud.

Has hablado de “terapia” y “sanación”. ¿Podrías contarnos cuál es el efecto terapéutico de la Ayahuasca? ¿En qué sentido puede ser considerada una medicina?

La forma más fácil de explicar cómo es que funciona esta medicina es la siguiente: imagínate que tú eres como un computador y que tu conciencia es el disco duro. Desde el momento que nacemos somos bombardeados por información que proviene desde el exterior. Estamos programados por distintos modelos de pensamiento y conducta que vienen de nuestros padres, del colegio y de la sociedad en general. Todos estos programas no son negativos en sí mismos. El tema es que algunas personas pueden asimilarlos e integrarlos de manera sana y adecuada mientras que otras personas no. Entonces, nuestro archivo se va llenando de estos programas igual que el computador… nos vamos llenando de “spam”, virus, etc.

La Ayahuasca sería, entonces, como el antivirus. Cuando tú instalas un antivirus en tu computador y lo hechas a andar, lo primero que hace es hacer una revisión de todos los archivos del disco duro, que en este caso sería nuestra memoria con todos nuestros recuerdos (conscientes e inconscientes).

Luego, cuando el antivirus encuentra algún archivo dañado lo trata de recuperar. Lo mismo ocurre con la Ayahuasca, pues cuando nosotros tenemos algún recuerdo de un hecho que nos ha provocado algún daño, la medicina lo encuentra y lo limpia. Lo que de alguna manera ya no sirve o es dañino para ti lo elimina, tal como lo hace el computador cuando tira los archivos a la papelera. En este caso, la Ayahuasca lo saca a través del “alivio”, que es lo que la gente llama vómito. Y justamente se llama “alivio” porque eso es lo que genera en la persona cuando se da… produce una sensación de bienestar.

En resumen, la Ayahuasca hace una revisión completa de tu memoria, elimina cualquier tipo de suciedad y te deja “operativo”, igual que un antivirus. Y dejarte operativo significa que quedas más claro, más seguro, más consciente, más presente, con menos trancas y con más energía y salud para así poder vivir la vida de mejor manera. Puedes enfrentar las situaciones de la vida con mucha mayor claridad.

Lo que hace la Ayahuasca es ayudarte a comprender de manera adecuada tus problemas. Y cuando hay comprensión, hay armonía y hay salud. Esto vendría siendo algo así como una psicoterapia pero más intensa y condensada.

El CONACE, a diferencia de lo que tú nos cuentas, asegura que la Ayahuasca produce efectos adversos para la salud, como por ejemplo vómitos, náuseas, alucinaciones, etc.…

Alguna gente habla mal de la Ayahuasca porque uno vomita, porque te da diarrea, porque te mareas y ves cosas. Esa es una visión negativa de los efectos propios de la medicina. Yo le explico a la gente el sentido de esos “efectos adversos” de manera bien simple. Cuando vas al dentista porque tienes una muela infectada, tienes que abrir la boca y entregarte al especialista. Muchas veces la intervención del dentista resulta dolorosa y molesta, pero aún a sabiendas de que puede doler vas y lo haces igual, porque es necesario para recobrar la salud de tu boca.

En este caso es lo mismo… si tu vas a una ceremonia de Ayahuasca es para sanarte de alguna dolencia física o psicológica, aún sabiendo que el proceso conlleva vómitos, mareo, etc. Además, si tienes en consideración de que el proceso toma alrededor de cuatro horas –que es un tiempo relativamente corto en relación a un proceso terapéutico tradicional- no puedes esperar a que el efecto sea suave o fácil, como tomarse una pastilla. Es evidente que te vas a marear y que en algún momento del proceso vas a sentir algún tipo de dolor, pues el dolor es necesario en todo proceso de limpia. Además, al cabo de cuatro o cinco horas tú vuelves a tu estado normal.

¿Todas las personas con las que has trabajado han tenido buenos resultados?

Te podría decir que alrededor de un 90% de las personas vuelven a sus casas súper felices, muy contentos, comprendiendo lo que vivieron, entendiendo que todo lo que vieron en la ceremonia tiene que ver con sus propios procesos de sanación, mientras que el otro 10% queda muy cansado, porque también fue un trabajo duro. Pero nadie que yo conozca ha quedado mal, con algún tipo de daño o dificultad. Todo lo contrario, toda la gente queda agradecida, siente bienestar y salud y por eso recomienda el trabajo que aquí hacemos.

Entiendo que hay varias formas o “diseños” para trabajar con la Ayahuasca. ¿Podrías contarnos qué diseño sigues tú en tu trabajo como chamán? ¿Cuál es el proceso que vive una persona que viene a tomar la medicina contigo?

El trabajo que nosotros hacemos consiste en un proceso “terapéutico/chamánico”, orientado a devolver la salud física y/o psicológica de nuestros pacientes. Esta gente llega a nosotros manifestando algún tipo de problema o enfermedad, por lo general a nivel emocional y nosotros le ofrecemos nuestra ayuda para recobrar la salud.

En primer lugar, la persona tiene un par de conversaciones previas conmigo para conocer su situación, en qué está y cuál es su problema. Posteriormente es citada para venir a mi casa el día de la ceremonia, donde tiene una primera entrevista individual conmigo y mi pareja donde manifiesta cuál es su propósito a trabajar. Dependiendo de la situación de la persona le recetamos algunas esencias florales para apoyar el proceso de sanación, las que le ayudarán a trabajar ese tema específico que desea sanar. En todo caso, la Ayahuasca como planta maestra actúa en todas las áreas y dimensiones. Es decir, si yo vengo a trabajar mi inseguridad a la ceremonia eso no quiere decir que sólo voy a sanar esa dimensión… la planta sana al Ser en su Totalidad.

Una vez que se han realizado todas las entrevistas, los participantes entran en el salón donde se va a realizar la ceremonia y se les explica detalladamente cuáles van a ser los pasos a seguir, las etapas del ritual… se les explica que se hace un rezo inicial con las peticiones para el ritual, que utilizamos otros elementos como el tabaco a través de la pipa, macerados de otras plantas medicinales, perfumes y esencias florales, etc. Una vez que todo ha quedado claro y las personas saben lo que van a experimentar, se apagan las luces y se da inicio a la ceremonia.

Al iniciarse la ceremonia comienzan los cantos. El canto chamánico, en este caso, se llama ícaro. Este canto es el elemento comunicador dentro de la ceremonia, es el enlace entre la planta y el mundo espiritual. Así también, para la persona que participa en la ceremonia el ícaro va “abriendo puertas” en su interior que le permiten acceder a información psicológica de carácter personal. Entonces, a medida que uno va cantando cantos de sanación la gente va entrando en un estado de conciencia acrecentada, el cual les va permitiendo sanar su historia. Todo eso son aproximadamente 4 horas de trabajo súper exigente, porque uno va sosteniendo con el canto un gran movimiento energético.

Finalmente, cuando ya el efecto de la medicina comienza a disminuir, se hace un cierre en que se agradece el trabajo y se agradece a la planta por la sanación, concluyendo el ritual. En este punto se abre el espacio para otra entrevista con la persona para evaluar su estado. Por lo general las personas manifiestan que están un poco mareadas y cansadas.

Una vez concluidas las entrevistas, los participantes se quedan a dormir en nuestra casa y al otro día, temprano en la mañana, compartimos un desayuno y si hay que conversar con alguna persona se hace en ese momento. Luego de esto las personas están en condiciones de retornar a sus casas de manera absolutamente normal.

Ahora bien, eso es sólo lo que respecta a la Ayahuasca. El trabajo que nosotros hacemos incluye el uso ritual de esta medicina, así como el uso de otras plantas purgantes y de limpia, el temazcal, la psicoterapia a cargo de mi pareja y las esencias florales.

Entonces, este trabajo terapéutico que ofreces a tus pacientes integra distintas herramientas tanto del chamanismo amazónico como de otras fuentes…

Nuestro trabajo es un poco similar a lo que hace el Centro Takiwasi (www.takiwasi.com) en Perú. Takiwasi es un centro especializado en la rehabilitación de toxicómanos que trabaja con estas medicinas y lo que nosotros hacemos se parece a lo que se hace allá, si bien nosotros no nos dedicamos exclusivamente a trabajar con personas con problemas de adicción.

En este centro se trabaja en tres áreas. En primer lugar, está el área “chamánica”, donde el paciente comienza un proceso de limpieza del cuerpo físico a través de la ingesta de plantas purgantes y medicinales (incluyendo Ayahuasca). En segundo lugar, está el área de psicoterapia, donde el paciente tiene el apoyo de un equipo de psicólogos y psiquiatras que apoyan el proceso de sanación de la persona. Y por último está el área de “terapia ocupacional” que busca reinsertar al paciente en la sociedad de manera efectiva a través del aprendizaje de algún oficio, entendiendo que muchas personas con problemas de adicción han perdido algunas capacidades o bien no han tenido la oportunidad de estudiar alguna profesión.

El año 2008 Takiwasi obtuvo el premio a la Salud Mental en España por sus altos índices de rehabilitación. Esto demuestra que estamos ante una medicina de un enorme potencial curativo que si se pudiera abrir al público de manera más clara y desprejuiciada podría contribuir a mejorar la salud pública de nuestro país. Se podría apoyar la rehabilitación no sólo de adictos, sino también de infractores de ley, sólo por dar algunos ejemplos.

Pero para poder llegar a eso sería necesario antes legislar al respecto… ¿Crees tú que sea posible legislar para legalizar el uso terapéutico y ritual de la Ayahuasca?

Claro… en EEUU está penalizado el uso de Dimetil Triptamina (DMT), que es el componente activo de la Ayahuasca, y como en Chile copiamos las leyes de otros países, aquí también es una sustancia ilegal. Ahora bien, no existe evidencia de ninguna lacra asociada al uso ritual de Ayahuasca (accidentes, delincuencia, robo, homicidios, daños a la salud, etc.). Muy por el contrario, sólo se conocen efectos benéficos para el ser humano.

Entonces, el debate debiese centrarse en la posibilidad de legalizar el uso medicinal de la Ayahuasca. Así evitaríamos que personas con poca preparación o con otros intereses puedan utilizarla mal. Creo que el inicio es despenalizarla como droga y de ahí en adelante sustentar su uso ritual y medicinal sobre toda la información científica que existe en el mundo al respecto.

Luego habría que ver sus potenciales usos médicos, así como determinar cuáles son las competencias necesarias que debe poseer una persona para utilizar estas plantas, pues por algo existe el chamán quien debe tener una preparación de varios años. Estas personas podrían estar autorizadas por los organismos de salud del país para dar esta medicina.

¿Cuál crees tú que sea el futuro del uso ritual de las plantas de poder acá en Chile?

Mira, yo soy súper optimista. Soy optimista y al mismo tiempo estoy seguro de lo que estoy haciendo. Yo di mi vida al chamanismo, a esta forma de vivir y de sanar. Siento que esta “salida a la luz” del uso medicinal de las plantas de poder es un paso hacia al debate y hacia la aceptación de estas medicinas como beneficiosas para el ser humano. Si se hiciera legal el uso medicinal de la Ayahuasca, podríamos contribuir a la rehabilitación de los drogadictos, de los delincuentes, podríamos aumentar los índices de salud mental del país y en el fondo podríamos crecer como sociedad en armonía y en salud.

Ahora todos los candidatos a la presidencia están hablando de combatir el narcotráfico y terminar con la famosa “puerta giratoria”. La Ayahuasca podría ser un apoyo súper importante en esta cruzada contra el narcotráfico porque sanaríamos a los consumidores, por lo tanto habría menos tráfico y se terminaría la puerta giratoria porque, de alguna manera, con esta medicina podríamos ayudar a las personas que infringen la ley, así como a sus familias.

Por eso es necesario legislar. Sería una muy bonita forma de considerarnos también como un país maduro. Queremos ser desarrollados en lo económico, pero también debemos ser desarrollados a nivel social y cultural.

Finalmente, ¿qué les dirías a las personas que han experimentado con esta medicina y que son parte de este camino de sanación y desarrollo personal? ¿Qué pueden hacer?

Nosotros sabemos y estamos seguros que la Ayahuasca es medicina. Hay muchas personas que la conocen y hay otros círculos que trabajan de ésta y otras formas… hay fuegos, hay pipas que se encienden y rezos que se elevan para que esto se resuelva de la mejor manera.

Yo haría un llamado a todos los hermanos y hermanas que de alguna manera están en el camino espiritual para que nos unamos, a que demos esta pelea para legalizar el uso ritual de la medicina. Mientras más seamos, más nos mostremos y participemos de esta tarea que nos ha tocado, más cerca estaremos de ser escuchados por los legisladores y autoridades. Es necesario debatir, es necesario que nos escuchen.

Entonces yo llamo a la unión de todas las personas, de todos los seres que están leyendo esta revista, que sumen sus rezos, sus corazones y sus intenciones para que esto llegue a buen puerto y que sea legal el buen uso de estas medicinas, al servicio de la salud de toda la sociedad.

Por Matías Méndez López

fuente: http://enteogena.blogspot.com/

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