Las plantas psicoactivas y el arte nativo americano
(Tiempo estimado de lectura: 11 minutos)Las plantas psicoactivas plasmadas en el arte de las antiguas civilizaciones americanas.
El arte ha permitido conocer la cultura y la evolución de los pueblos en el devenir del tiempo permitiéndonos, a través de la observación de sus obras pictóricas, escultóricas y relieves, captar y entender el significado de “las plantas de los dioses” como consideraban a los alucinógenos y otras plantas psicoactivas los pueblos de América.
Por sus efectos el uso de éstas plantas han formado parte de la experiencia humana por milenios, tanto por parte de pueblos primitivos como por culturas más avanzadas, ya que en los primeros estadios de su desarrollo necesitaron experimentar lo que la naturaleza les brindaba y al comprobar los extraños e increíbles efectos que provocaban en ellos no pudieron mas que pensar que ellas les permitían comunicarse con el mundo espiritual y con sus Dioses, por lo que les atribuyeron el carácter de “sagradas”. Por ello las mismas han tenido un rol muy importante en los ritos mágico-religioso-curativos de antiguas civilizaciones y hoy día siguen siendo veneradas como elementos sagrados continuando con la práctica de sus ancestros.
Este trabajo se propone una exposición visual para conocer e interpretar el uso de éstas “plantas sagradas” como la coca (Erythroxylon coca ), hongos (Psilocibe sp), el peyote (Lophophora williamsii), bebidas como chicha, balche, pulque, etc; plasmadas en las pinturas , esculturas, relieves y otros enseres que han llegado hasta nuestros días.
Bebidas alcohólicas
Vasijas y figurillas muestran la importancia que los amerindos le atribuían a las bebidas alcohólicas en sus celebraciones rituales y festividades. La “chicha” fue la bebida mas extendida en toda Sudamérica, para la cual se encomendaba su elaboración a las ancianas que mascaban los granos principalmente de maíz verde (Zea mais), escupiéndolos luego en unavasija donde éstos fermentaban gracias a las enzimas salivales, la pasta obtenida se colocaba en un cántaro con agua al que enterraban, eligiendo el grado alcohólico según el efecto deseado. Otros pueblos la elaboraban con yuca, maní, semillas de algarrobo, quinua y otras plantas, así los mayas preparaban el “balche”, aguamiel fermentada a la que agregaban corteza del árbol balche, (Lonchocarpus longistylis). Si bien los aztecas preparaban el “octli” brebaje a base del zumo del maguey, según Fray B. de Sahagún ésta civilización consideraba a la embriagues un delito y poseían una legislación inflexible al respecto ya que la misma era considerada un peligro social.
Esto ha quedado plasmado en la figurilla de un bebedor Maya (LÁMINA 1) que con su brazo izquierdo sujeta una doble vasija que contiene la bebida y con el otro se sostiene la cara, la cual lleva una máscara que asemeja a un anciano. Ésta extraordinaria pieza de cerámica procede de la isla de Jaina y pertenece al último Período Clásico Maya, encontrándose en el Museum of Americans Indians de New York. El presente trabajo incluye platos ceremoniales, escenas costumbristas de hombres preparando chicha, el “Kero” o vaso Inca de madera usado para beberla y que solían tallarlos en forma de cabeza humana o animal, se conservan hoy día muy pocos Kerosprehispánicos, así como recipientes para guardar la chicha del tipo “Robles Mogo” de gran tamaño y otros vasos rituales donde se destaca un cuenco de oro, pieza muy original en su diseño ya que se le ha incorporado un tubo de succión fijo que serían utilizados en rituales donde se ingería coca y otros euforizantes o alucinógenos junto a la bebida alcohólica.
Estimulantes
El mas usual la coca (Erythroxylon coca), que permitía trabajar sin sentir cansancio ni hambre, virtudes por la que se la consideraba“regalo de los Dioses” para bien de su pueblo. La coca generalmente asociada a la civilización Inca es en realidad preincaica y panandina.
Prueba de ello es que los españoles la encuentran por primera vez en 1499 entre los indios Paria de Venezuela. En cuanto a suconsumo, mezclaban las hojas con raíces calcinadas, entre ellas la de quinua y formaban una bola llamada “mambe o acullico” en el carrillo interior de la boca pasándolo de un lado a otro, práctica que continúa. El recipiente que contenía la cal o cenizas que intuitivamente percibieron aumentaba la extracción del alcaloide recibía el nombre de “poporo”. Se han encontrado piezas en formas muy bellas y variadas incluidas algunas de ellas en el trabajo original, como ser el poporo mas valioso hasta la fecha hallado confeccionado en oro, perteneciente a la cultura Quimbaya que habitó en la Cadena Central de los Andes colombianos y que se encuentra en el Museo del Oro, Bogotá Colombia.
Podemos observar una hermosa botella (LÁMINA 2) que representa a una mujer con cuerpo desproporcionado quizás imitando la forma de un alimento, peinada con trenzas y decoración facial de puntos en el rostro. En la parte derecha de su boca apreciamos una protuberancia producida por el “mambe o acullico” formado al mezclar las hojas de coca con la cal. La pieza se encuentra en el Museo de Arqueología y Antropología de Lima , Perú y pertenece a la cultura Tiahuanaco, un pueblo preincaico que habitó en los valles de Nazca. Se incluyen escenas de recolección de hojas de coca pintadas sobre diferentes enseres o extrayendo cal de los poporos, o mostrando la asociación guerrero – coca, muy significativa en la época precolombina ya que el consumo de éste alcaloide servía para excitar a los guerreros antes del combate o en la recompensa tras la victoria. El consumo de coca ofrecía otra modalidad no muy difundida por los historiadores como era el inhalado del polvo que se obtenía de la trituración de las hojas tal cual o calcinadas, incorporándoles las cenizas de carácter alcalino o “llipta”, que eran colocadas en bandejitas desde donde el polvo se aspiraba con la ayuda de un canutillo. La costumbre de aspirar la droga se hallaba extendida entre los Muiscas, pueblo de la región de Boyacá Colombia así como algunas culturas chilenas y tribus amazónicas que recurrían para ésta práctica a la Erythroxylon coca variedad ipadú que contiene menor concentración del alcaloide. En el trabajo original se muestran varias de éstas bandejas además de bolsas o “chuspas” donde guardaban las hojas de coca para acullicar, que siempre llevaban colgando de su cuerpo, acompañándolos aún en los entierros funerarios. Incluimos una delicada balanza que servía para pesar oro y hojas de coca, elementos ambos sumamente valiosos y objeto de ofrendas y de comercio, realizada en algodón, hueso, concha, turquesa y plata, correspondiente al Período Intermedio Tardío o al Horizonte Tardío incaico.
Alucinógenos
Las Huellas del Pequeño Venado.
El uso por las antiguas culturas mexicanas del peyote (Lophophora williamsii), que contiene como principio activo la mescalina, quedó documentado desde los inicios de la conquista por los diferentes cronistas españoles. Entre ellos Fray B. Sahagún lo documentó en su “Historia General de las Cosas de Nueva España”, remontando su uso entre 2000 y 3000 anos, considerándose éste cactus mexicano el prototipo de los alucinógenos del Nuevo Mundo. Dice Sahagún…….” ésta planta que se come o bebe, produce visiones espantosas, siendo manjar de los chichimecas, que los mantiene y da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed, ni hambre y guardándolos de todo peligro……..”
Según antiguas crónicas, los pueblos mexicanos los usaban tanto en forma medicinal como ceremonial curando con ellos muchos males, sin embargo al llegar los españoles prohíben y penan incluso su uso medicinal, debido a…. “su relación con rituales paganos y supersticiones que conectaban a los hombres con espíritus malignos a través de fantasías diabólicas”…… El Dr. F. Hernández, siendo médico personal del Rey Felipe II de España, es enviado para estudiar la medicina Azteca, brindándonos la primera descripción del “cactus viviente”, mencionándolo como peyotl (lengua Azteca Náhuatl), refiriendo “la capacidad de preveer y predecir hechos” de ésta planta, según manifiestan los que lo ingieren. Narran también el antiguo ritual sobre la recolección y consumo de éste cactus sagrado.
Tan encarnizada fue la represión que los españoles ejercieron sobre el culto del peyote que sus esfuerzos por exterminarlo y la renuencia firme de los nativos logró que su culto se extendiera y desplazara hacia las regiones montañosas del norte de México, culto que perdura hasta la fecha. Entre los habitantes de la Sierra Occidental, los huicholes y los tarahumaras, conservan y practican la misma y ancestral ceremonia, recorriendo cientos de km. para llegar a Wirikuta, la tierra sagrada del peyote o “paraíso”, en el estado actual de San Luis Potosí, previamente han realizado la confesión y la purificación ritual, donde al llegar acompañados por el chaman realizan un baño ritual y rezan a la fertilidad y la lluvia. Ir tras las huellas del pequeño venado significa encontrar la primera planta del cactus venerado y esto implica una serie de cantos y plegarias, siendo guiados en ese camino por el chaman hacia los “Umbrales Cósmicos” donde solo él puede ver. El pueblo huichol ha representado su arte sagrado plasmando su mitología en un hermoso y colorido trabajo en estambre que corresponde a una crónica de la “Creación del Mundo”, teniendo como base el uso ceremonial del peyote; donde todos los personajes están conectados a una canasta medicinal que lo contiene y que los une como aliados del poder, en él el Sol se encuentra con el Espíritu del Alba en Wirikuta, la Tierra Sagrada del peyotl.
Las Florecillas de los Dioses
Aunque los hongos no florecen les llamaban “flores”.
Pocas plantas de los Dioses han sido tan veneradas como los hongos sagrados de México, llamados “teonanácatl” o “Carne de Dios”, eran y son utilizados actualmente solo en las ceremonias mas sacras. La gran mayoría de ellos pertenecen al género Psilocybe mexicana, conteniendo los principios activos alcaloídicos psilocibina y psilocina y en menor grado los del género Conocybe y Panaeolus. Al llegar los españoles vieron con sorpresa que los nativos adoraban a sus dioses con la ayuda del peyotl, “ololiuqui o semilla maravilla” (Turbina corymbosa), teonanácatl y otras plantas embriagantes que como con el cactus sagrado trataron de erradicarlas de sus prácticas médico-religioso-adivinatorias. Éstos hongos y otras Plantas de los Dioses están representadas en la magnífica escultura de Xochipilli, “Príncipe Azteca de las Flores”, descubierta en Tlamenalco, en las laderas del volcán Popocatépetl, pocos anos atrás. Su rostro está en estado de éxtasis, pareciera que contempla las visiones de su propio estado tóxico, tiene la cabeza ligeramente vuelta hacia arriba como si escuchara voces. Su cuerpo está grabado con flores y hongos estilizados que han sido identificados como plantas sagradas embriagantes.
El pedestal sobre el cual está sentado tiene un diseño que representa sombreretes de Psylicybe aztecorum, variedad del hongo que crece solamente en las laderas de éste volcán . Grabadas en él se pueden observar un hongo, la flor del tabaco (Nicotiana tabacum), la flor de la sagrada maravilla, el botón de Sini culche y en el pedestal los hongos mencionados. Durante cuatro siglos nada se supo sobre el uso de éstas plantas sagradas, pero trabajos de campo realizados el siglo pasado demostraron que éstos hongos se siguen utilizando en ritos religiosos y oraculares entre los chinantecas, zapotecas, mixtecas de Oaxaca, los nahuas entre otros pueblos y en mayor medida hoy día los mazatecas, eligiendo las diferentes variedades según el propósito de su uso. Pero no solamente se han utilizado en las culturas Maya y Azteca éstas plantas de los dioses mágico-religiosas, ya que los hallazgos arqueológicos han permitido coleccionar una enorme cantidad de estatuillas y efigies que demuestran su uso por parte de pueblos ubicados en Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia y otras regiones. Prueba de ello son los enigmáticos pectorales de oro que pertenecen a la cultura Sinú de Colombia, (LÁMINA 3), que se encuentran en el Museo del Oro de Bogotá . En ellos podemos apreciar formas de hongos en su parte superior, lo cual podría sugerir un culto a los hongos alucinógenos en la región, además se destacan en ellos y otros pectorales hallados formas que asemejan alas que representarían el vuelo mágico que caracteriza a éste tipo de intoxicaciones.
El Arte de Curar
Los antiguos pueblos americanos como tantos otros pueblos ancestrales, consideraban como causa de enfermedades a los pecados, los maleficios, la entrada al cuerpo de malos espíritus errantes o por no cumplir con la norma que su cultura les imponía. Por lo tanto su curación correspondía a los que tenían el poder de curar y éstos eran los chamanes y los curanderos. Los chamanes u “hombres médico”, aunque en algunas civilizaciones podían ser “mujeres médico”, eran enseñados por un maestro desde muy pequeños y cuando éste los consideraba ya preparados para ejercer su conocimiento mediante ayunos prolongados y bajo el efecto de sustancias alucinógenas se conectaban con los Dioses que los inspiraban y guiaban en su práctica curativa.
Una notable vasija Mochica nos ofrece una perfecta imagen del “médico curandero” auscultando a una paciente, lleva un tocado con la figura del animal de quien proceden sus poderes sobrenaturales y por encima de éste una figura que recuerda por su forma un hongo que le ayuda a conectarse con sus Dioses. Ésta pieza se encuentra en el Museo de Arqueología y Antropología de Lima , Perú. Si chaman significa “ el que tiene el arte de curar” diagnosticando enfermedades y curándolas mediante el vasto conocimiento empírico de la Farmacopea Natural, es por lo tanto “ el que tiene el poder”. Por último disfrutemos ésta figurilla de un médico Mochica que prepara en el poporo la pócima de cuya fórmula es heredero y poseedor, la “Fórmula de los Dioses”, mostrando la importancia que le adjudicaban las sorprendentes antiguas culturas americanas a los chamanes, (LÁMINA 4).
Éstos antiguos médicos poseedores de un saber naturista y milenario, que hoy día tratamos de rescatar aprendiendo de ellos, ya que recién en las últimas décadas su figura ha sido revalorizada, volviendo a cobrar interés el estudio de los principios activos contenidos en las plantas sagradas por ellos utilizadas, empleando su potencial aplicación en experimentación terapéutico farmacéutica y aún en psiquiatría. “Las Plantas de los Dioses” nos permitirán reaprender junto a los antiguos y actuales chamanes, los secretos que la naturaleza guarda como tesoros escondidos para bien de nuestras sociedades y un mejor conocimiento científico.
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Autora: Ana María Perkins de Piacentino, Acta – Congressus Historiae Pharmaciae 2001
Bibliografía
Museo del Oro, Bogotá, Colombia.
“Plantas de los Dioses”, Richard Evans Schultes y Albert Hofman.
Fondo de la Cultura Económica. México. 1993.
“América 1492. Retrato de un Continente Hace Quinientos Años”, Manuel Lucena
Salmoral. Anaya Editoriale. 1990.
“Los Incas y el Antiguo Perú. 3000 años de Historia “Centro Cultural de la Villa de
Madrid. 1991.
“Museo de Antropología y Arqueología de Lima, Perú.
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